viernes, 19 de febrero de 2010

Sin querer queriendo

Hoy quiero compartirles un poema de Pablo Galindo. Este texto refleja la paradoja del amor: la soledad de la  compañía que finaliza con una pregunta fundamental: "¿Qué somos?". Un buen complemento para este texto es la lectura de los poemas de No somos poetas de Carolina Escobar Sarti. Le expreso mi agradecimiento a Pablo por compartir su texto con nosotros.
Hasta pronto,




Tuvimos la eternidad en nuestros ojos y nos duró un segundo

tuvimos la ilusión que murió sin llorar al momento de nacer

nos tuvimos sin tenernos

ahora tu recuerdo se rehúsa a viajar en las carabelas del olvido, de la indiferencia

postrado en la arena, vestido de pasado se despide de ti conmigo

te vas, y ella, la de mi recuerdo, se queda para llorar tu despedida

terrible es mi soledad acompañado de una foto y un perfume, un recuerdo sin sonido

nos quisimos sin quererlo y queriendo nos dejamos

"volverá" grita la insensatez de mi silencio

pero falsa es la promesa de un mañana cuando el ayer no puede respirar

asfixiado por dolor, culpa y amor

duermo al lado de tu ausencia

la envuelvo tiernamente con la fantasía de tenerte para que no muera de frio

¿Qué somos los enamorados?

Poetas de pasados reconstruidos

filósofos de estériles presentes

soñadores de futuros inciertos

ciegos, sordos, mudos...




jueves, 18 de febrero de 2010

Nuestro poemario



Nuestro libro de poesía ya está cerca. Ahora, nos toca estar atentos para que podamos publicarlo con éxito. Algunas fechas que debemos respetar son las siguientes:

  • Entrega del poema. Cada quien entrega la versión final de su poema en un documento de Word, tamaño carta con márgenes de 3 pulgadas en letra Times New Roman tamaño 12. La extensión máxima del poema es de 1 página: tiempo límite, lunes, 22 de febrero a las 24:00.
  • Propuestas de portada. Debe ser entregada en clase, en cualquier técnica, a más tardar el martes, 23 de febrero a las 14:30.
  • Propuestas para el título. Escribirlas como un comentario a esta entrada. Se tomarán en cuenta las propuestas hasta el martes, 23 de febrero a las 14:30.
Estoy seguro de que este proyecto será una magnífica experiencia. Así que adelante, a echar a volar la inspiración.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Otros blogs

Vamos a interactuar con otros blogs valiosos que nos ayudarán a observar la literatura, y el arte, desde distintas visiones. Entre los blogs que se añaden a nuestro repertorio están:








  • Fe de rata. Uno de mis blogs favoritos. Es administrado por el escritor guatemalteco Juan Pablo Dardon. http://www.jpdardon.com/





Así que, ¡a navegar! o, recreando a un poeta guatemalteco:
"Vámonos, muchá, a navegar"

martes, 16 de febrero de 2010

¿Qué daría por un beso?


Uno de mis poemas favoritos es la rima XXII de Gustavo Adolfo Bécquer, el mismo de "¿Qué es poesía?... dices...". Esta rima, como todas las de este poeta, logra que el lector llegue a los más profundo de su amor en solo unos cuantos versos. Espero que  los inspire y la dediquen alguna vez en su vida.





Por una mirada, un mundo; 
por una sonrisa, un cielo; 
por un beso... ¡Yo no sé 
qué te diera por un beso!






Pueden escucharlo en: Rima XXII de Bécquer

Si quieren leer más rimas de este poeta, pueden visitar Todas las rimas de Bécquer

Hasta pronto,

lunes, 15 de febrero de 2010

Acerca de la autoría de "El Ollantay"

La autoría del Ollantay es un tema que aún no se ha esclarecido. Hay quienes piensan que el texto es anónimo. Esta teoría ha sido defendida por los grandes peruanistas de la historia. Se basan en que el texto no está firmado por nadie; además, todos los que dicen que el texto es anónimo defienden la teoría de que fue escrito antes de la llegada de Francisco Pizarro, en 1528.

En el siglo XVIII, el Ollantay le dio una idea de nacionalidad al pueblo peruano, ya que el quechuista inglés Clement Markham declaró, en 1871, el origen incaico del texto. Sin embargo, en la actualidad las declaraciones de Markham son tomadas con una frivolidad para su época, ya que, como estudioso de los incas, quería demostrar el resplandor de esa cultura.

José Pérez Cid, en su libro Teatro indio precolombino, propone que el Ollantay es un texto eminentemente indígena que sufrió contaminación española durante la época colonial. Presenta argumentos que dan un panorama general de la historia del texto. Sin embargo, al profundizar en el punto de vista de otros autores, como Raúl Porras Barrenechea, la propuesta de Cid queda descartada. En Cid se nota una intención de querer preservar la idea de que el texto, aunque sea un híbrido, es predominantemente inca. Porras Barrenechea, en cambio, defiende que “el revelador y el plasmador de la leyenda de Ollantay, fue el clérigo Antonio Valdez”[1]

El padre Antonio Valdez nació en la provincia de Urubamba, a pocas lenguas de Ollantaytambo, lugar en el que Ollantay asienta su fuerte. Su infancia transcurrió en el Valle Sagrado del Vilcanota, donde circularía la leyenda ollantina de rebelión de los Antis. En el seminario de San Antonio descolló como lingüista y filósofo. Dedicado al sacerdocio fue cura ecónomo en Maras y asistente del cura de Ollantaytambo, luego fue cura de indios en Acha, Coasa, Crucero, Tinta y Sicuani, desplegando su bondad y su desinterés en el auxilio de los indios, levantando iglesias, tallando imágenes de los santos predilectos para las iglesias de Tinta y Cambopata y renunciando a cobrar los derechos parroquiales a los indios pobres. Murió, probablemente, en 1816 en su casa de la cuesta del Almirante en el Cuzco, con su dintel de piedra incaico, al lado del antiguo palacio de Viracocha, transformado en Catedral.

Cuando murió el padre Valdez, su sobrino, Narciso Cuentas, encontró un manuscrito en quechua del Ollantay entre unos papeles y creyó que su tío era el autor del mismo. Este manuscrito es el más antiguo del que se tiene conocimiento.

La primera noticia sobre el drama la da el periódico El Museo Erudito de Cuzco en 1857. Su redactor principal, el escritor don José Manuel Palacios y Valdez, era amigo del cura Antonio Valdez.

“Palacios reconoce a Valdez como autor del drama que habría recogido de la tradición oral india, pero le censura haber cambiado el desenlace trágico de castigo y exterminio, reemplazándolo por un final de bodas y perdones”.[2]

El padre Valdez era un cura que luchaba por el respeto hacia los indios, se sabe que apoyaba la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Tupac Amaru, y que en una ocasión escondió a Diego Cristóbal Tupac Amaru en la iglesia. Este dato es muy importante para verificar que, por lo menos, Valdez pudo tergiversar el texto original cuando se incluye la propuesta de Ojo-De-Piedra de poner a los líderes rebeldes “ligados a cuatro estacas y pisoteados por los suyos”, este castigo tiene reminiscencias de la muerte de Tupac Amaru, el líder rebelde del siglo XVIII. En el texto, el rey les perdona la vida a los rebeldes y los restituye en sus puestos, talvez el padre Valdez, ya muerto Tupac Amaru, pretende dar a las autoridades españolas el mensaje de que perdonar es una forma de alcanzar la justicia y, además,  atormentarlos por la muerte que le dieron al rebelde. Se hace necesario recordar la muerte de otro líder de la rebelión indígena, en este caso en Chile, el héroe araucano Caupolicán, quien muere empalado y asaeteado, castigo que era el propuesto por Ojo-De-Piedra para Ollantay. La muerte de Caupolicán es narrada en La Araucana.

Barrenechea, Cid y otros peruanistas dicen que definitivamente el padre Valdez, aunque fue un gran poeta, no fue el creador del drama del Ollantay, él no hizo más que transcribir una vieja leyenda inca que recorría los alrededores de Urubamba.


[1] Entrevista en internet
[2] Entrevista en internet